¿Cuántas veces escuchaste frases como “el VIH es una sentencia de muerte” o “no puedo tener VIH si me siento bien”? En plena era de la información, el estigma alrededor del VIH sigue muy presente, alimentado por mitos que desinforman, aíslan y duelen.

Hablar con claridad sobre el VIH y el SIDA es una forma de cuidado. Cuidado con uno mismo y con los demás. Por eso, en este artículo vamos a desenmascarar los mitos más comunes y compartir verdades respaldadas por la ciencia, desde un lugar de respeto, calidez y compromiso con la salud comunitaria.

¿Qué es el VIH y qué es el SIDA?

Antes de entrar en los mitos, aclaremos dos conceptos que suelen confundirse:

  • VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana): es el virus que ataca el sistema inmunológico. Si no se trata, puede debilitar las defensas del cuerpo progresivamente.
  • SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida): es la etapa más avanzada de la infección por VIH, cuando el sistema inmune está muy debilitado y aparecen infecciones oportunistas o ciertos tipos de cáncer.

Tener VIH no significa tener SIDA. Gracias a los tratamientos actuales, muchas personas viven décadas con VIH sin desarrollar SIDA. 🌱

Mito 1: “El VIH es una sentencia de muerte”

Esta idea quedó en los años 80. Hoy en día, con diagnóstico temprano y tratamiento adecuado, las personas con VIH pueden tener una expectativa de vida similar a la del resto de la población.

Los antirretrovirales permiten mantener la carga viral en niveles indetectables, lo que evita el deterioro del sistema inmune y también impide la transmisión del virus a otras personas.

🌟 Frase para recordar: Indetectable = Intransmisible (I=I).

Mito 2: “El VIH se transmite por un beso, compartir un mate o abrazar”

Falso. El VIH no se transmite por el aire, ni por la saliva, ni por el contacto casual. No hay riesgo en:

  • Compartir utensilios, baños o duchas
  • Abrazar, besar o dar la mano
  • Compartir el mate o la comida

Las formas reales de transmisión son:

  • Relaciones sexuales sin preservativo (vaginales, anales u orales)
  • Uso compartido de jeringas o elementos punzantes contaminados
  • De madre a hijo durante el embarazo, parto o lactancia (si no hay intervención médica)
  • Transfusiones con sangre infectada (algo extremadamente raro gracias a los controles actuales)

Mito 3: “Si me siento bien, no puedo tener VIH”

El VIH puede estar presente en el cuerpo durante años sin causar síntomas. Muchas personas se enteran de que tienen el virus en chequeos de rutina o cuando ya hay alguna complicación.

Por eso, es fundamental hacerse el test de VIH de forma periódica si tuviste alguna práctica de riesgo. El test es gratuito, confidencial y rápido. Saberlo a tiempo salva vidas.

Mito 4: “Las personas con VIH no pueden tener relaciones ni hijos”

Con la información y el tratamiento adecuados, las personas con VIH pueden mantener una vida sexual plena y formar familias sin transmitir el virus.

  • Con tratamiento y carga viral indetectable, no hay riesgo de transmisión a la pareja (I=I).
  • En el caso de embarazos, los controles médicos permiten prevenir la transmisión vertical al bebé en más del 98% de los casos.

El acompañamiento médico, emocional y social es clave en estos casos.

Mito 5: “Solo ciertos grupos tienen VIH”

Este es uno de los mitos más estigmatizantes. El VIH no distingue orientación sexual, género, edad ni clase social. Cualquiera puede vivir con VIH.

Los estereotipos solo dificultan la detección temprana, generan culpa, miedo y discriminación, y alejan a las personas del cuidado y la salud.

¿Cómo se puede prevenir?

La prevención del VIH combina información, responsabilidad y herramientas concretas:

Estrategia Beneficio
Uso correcto del preservativo Reduce significativamente el riesgo de transmisión sexual.
Testeo regular de VIH Permite detectar a tiempo y empezar tratamiento si es necesario.
Profilaxis Pre Exposición (PrEP) Medicación preventiva para personas con mayor riesgo.
No compartir jeringas ni elementos punzantes Evita el contagio por vía sanguínea.

El impacto del estigma

Más allá del virus, lo que muchas veces más daña es el estigma social. La discriminación y el rechazo pueden provocar:

  • Aislamiento
  • Depresión o ansiedad
  • Interrupción del tratamiento
  • Miedo a buscar atención médica

Como sociedad, necesitamos escuchar sin prejuicios, acompañar con respeto y promover entornos seguros e inclusivos 🫶.


✅ Recomendación final

Si tenés alguna condición médica, consultá con un profesional de salud antes de aplicar esta información. Cada cuerpo es distinto, y la orientación profesional siempre es lo más seguro.

En la sección Enfermedades de Transmisión Sexual de microsalud.blog podés encontrar más consejos y herramientas para mejorar tu bienestar. No estás solo en este camino 💪.

Referencias confiables