¿Te imaginás recibir un diagnóstico que genera más vergüenza que preguntas? Eso es lo que muchas personas sienten cuando les dicen que tienen herpes genital. Pero la realidad es que esta infección es más común de lo que creemos, y con información, apoyo y cuidado, es posible vivir con ella de forma saludable y plena ❤️.

En este artículo vamos a hablar con claridad y empatía sobre el herpes genital: qué lo causa, cómo se manifiesta, cómo manejarlo y por qué hablar del tema es parte del cuidado de la salud sexual.

¿Qué es el herpes genital?

El herpes genital es una infección de transmisión sexual (ITS) causada por el virus del herpes simple (VHS). Hay dos tipos:

  • VHS-1: más comúnmente asociado al herpes labial, pero también puede causar herpes genital.
  • VHS-2: principal responsable del herpes genital.

Una vez que una persona contrae el virus, este permanece en su cuerpo de forma latente, y puede reactivarse en ciertos momentos, causando lo que se conoce como “brotes”.

📌 Dato clave: Se estima que 1 de cada 6 personas entre 14 y 49 años tiene herpes genital en el mundo, aunque muchas no lo saben.

¿Cómo se transmite?

El herpes genital se transmite principalmente a través del contacto sexual vaginal, anal u oral con una persona infectada. Esto puede ocurrir incluso si no hay lesiones visibles.

El riesgo de contagio aumenta si:

  • Se tienen relaciones sexuales sin preservativo
  • Existe una herida o corte en la piel o mucosa
  • Hay contacto directo con una lesión activa (llagas o ampollas)

El virus también puede transmitirse de una madre a su bebé durante el parto, si hay un brote activo en ese momento. Por eso, es fundamental informar al profesional de salud durante el embarazo.

¿Cuáles son los síntomas?

Muchas personas no presentan síntomas o los confunden con otros cuadros. Pero cuando aparecen, los más comunes incluyen:

  • Picazón, ardor o dolor en la zona genital o anal
  • Pequeñas ampollas o llagas dolorosas
  • Molestias al orinar
  • Fiebre y malestar general durante el primer brote

Los primeros síntomas pueden aparecer entre los 2 y 12 días posteriores al contagio. El primer brote suele ser el más intenso, y luego el virus permanece en el cuerpo en estado “dormido”.

Con el tiempo, los brotes pueden volverse menos frecuentes y menos severos. Algunas personas pasan años sin síntomas.

¿Tiene cura?

No, el herpes genital no tiene cura. Pero sí tiene tratamiento. Con el manejo adecuado, se puede:

  • Reducir la duración y gravedad de los brotes
  • Prevenir complicaciones
  • Disminuir el riesgo de contagio a otras personas

El tratamiento incluye:

  • Medicamentos antivirales como aciclovir, valaciclovir o famciclovir
  • Cuidados locales para aliviar el dolor y evitar infecciones secundarias
  • Reducción del estrés, que puede actuar como desencadenante de los brotes
💡 Recordá: El tratamiento no elimina el virus, pero te permite mantenerlo bajo control y cuidar tu calidad de vida.

Cómo manejar un diagnóstico de herpes genital

Recibir el diagnóstico puede generar miedo, tristeza o incluso culpa. Es importante recordar que:

  • No es una señal de “suciedad” ni de promiscuidad.
  • No define tu valor ni tu capacidad de tener relaciones afectivas o sexuales sanas.
  • Muchas personas lo tienen y viven sin mayores complicaciones.

Buscar apoyo emocional, hablar con personas de confianza y consultar con profesionales informados puede marcar una gran diferencia 🫂.

¿Cómo prevenir el herpes genital?

Si bien no hay una vacuna disponible para el VHS-2 aún, hay varias estrategias para reducir el riesgo:

Estrategia Beneficio
Uso de preservativo Reduce el riesgo, aunque no lo elimina totalmente (el virus puede estar en zonas no cubiertas).
Evitar contacto durante brotes Disminuye la posibilidad de transmisión.
Comunicación con las parejas Favorece decisiones informadas y relaciones responsables.

Además, algunas investigaciones están explorando vacunas experimentales, lo que brinda esperanza a futuro.

Relaciones y herpes: ¿es posible tener intimidad?

Sí, absolutamente. Tener herpes genital no impide mantener una vida sexual activa y afectiva. La clave está en la honestidad, la información y el cuidado mutuo.

Conversar abiertamente con la pareja, usar métodos de protección y seguir el tratamiento puede permitir relaciones sanas y sin miedos innecesarios.


✅ Recomendación final

Si tenés alguna condición médica, consultá con un profesional de salud antes de aplicar esta información. Cada cuerpo es distinto, y la orientación profesional siempre es lo más seguro.

En la sección Enfermedades de Transmisión Sexual de microsalud.blog podés encontrar más consejos y herramientas para mejorar tu bienestar. No estás solo en este camino 💪.

Referencias confiables